Siento que recae en mí como una gota de lluvia recién salida del mar, empapándome y estrujando cada latido en tu ausencia. Escarcha que se empaña con suspiros y al desvanecerse sólo el más sombrío bosque aparece, anhelando el amanecer lleno de luz y alegría, retornando el viento que no dejaba de cesar, buscando tranquilidad.
Nació en mí un sentimiento maduro y sensato, lleno de magia y ternura que nunca supe apreciar cuando tenía y jamás olvidaré mientras mi mundo se llame vida. Palabras, melodías, todo cuando quisiera era mío y el más puro aire de las torres, llenaba mi corazón de fantasía.
Sueños empezados y no acabados, revividos y jamás olvidados, vuelve a mí como si de un momento se tratara porque sólo con mirarte los meses parecen segundos y los años centésimas de vida.
Es algo ilógico llamarlo de otra forma que no sea ilusión, eres lo buscado, lo encontrado y lo jamás olvidado.
Parecen palabras exaltadas para tan poco tiempo de travesía, pero cuando se echa de menos tanto algo que tan corto se me hizo, es porque la ilusión jamás cesó y mi corazón de verdad sintió.
Las rutas se convirtieron en la excusa de verse, el atardecer nuestra compañía y algunos momentos mágicos fueron captados y guardados como simple fotografías que contenían algo más que un recuerdo, contenían el cariño y la ilusión.
Laura, 10 de Junio de 2009.
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